Benedicto XVI vuelve al Vaticano, de donde partio el 28 de febrero, último día de su pontificado. El día programado para su regreso, salvo sorpresas de última hora, debería ser el primero de mayo.
Se trata de un edificio de cuatro pisos, con ambientes en común y doce celdas monásticas, un ala nueva de alrededor de 450 metros cuadrados, una capilla, el coro para las claustrales, la biblioteca, un pequeño jardín y un robusto muro que delimita la zona de clausura. Tambien hay un huerto grande en el que se cultivan pimientos, tomates, calabacines, brocoli y que cuenta con algunos limoneros y naranjos.
Vivirán con Benedicto XVI las cuatro “memores Domini” y el secretario particular Georg Gänswein, Prefecto de la Casa Pontificia.
En el monasterio podrán ser recibidos el hermano del Papa emérito y el diácono alemán que se ha añadido a la pequeña “familia pontificia” y que ayuda a Ratzinger cuando don Georg se encuentra en el Palacio Apostólico.
La “mudanza” hará que las cosas sean más sencillas para monseñor Gänswein –pues hasta ahora viaja cotidianamente de Castel Gandolfo al Vaticano y viceversa– y también ofrecerá la posibilidad de que el Papa Francisco visite a su predecesor.
Las imágenes de Benedicto XVI en ocasión de la visita que el Papa Bergoglio a pocos días de haber sido elegido, mosttaron la fragilidad física de Ratzinger. Pero el vocero vaticano, el padre Federico Lombardi (que confirmó la vuelta inminente del ex-Pontífice al Vaticano) desmintió la existencia de alguna enfermedad grave.