Benedicto XVI: "La Barca de la Iglesia no es mía, sino de Dios"

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El 28 de febrero de 2013, Benedicto XVI dejaba el Vaticano. Reproducimos algunos párrafos de su última audiencia general por lo significativos que son, especialmente viéndolos dos años después... Gracias Benedicto

Benedicto XVI: "La Barca de la Iglesia no es mía, sino de Dios"

El 28 de febrero de 2013, Benedicto XVI dejaba el Vaticano. Reproducimos algunos párrafos de su última audiencia general por lo significativos que son, especialmente viéndolos dos años después... Gracias Benedicto

"Nunca me he sentido solo; os he llevado a cada uno de vosotros en mi oración con corazón de padre"

«Tengo confianza en el Evangelio que purifica y renueva. Estoy conmovido, veo a la Iglesia viva. Os agradezco por haber venido a esta última audiencia general de mi Pontificado”. Benedicto XVI abraza a “toda la Iglesia esparcida por el mundo”. En estos últimos años, “el camino de la Iglesia ha tenido momentos de alegría pero también momentos difíciles”, en los que “las aguas estaban agitadas, el viento era contrario y el Señor parecía dormir”. Pero, precisa Joseph Ratzinger, “siempre he sabido que en esa barca estaba el Señor, la barca de la Iglesia no es mía”.

Cuando Joseph Ratzinger llegó a la Plaza San Pedro (después de un “paseo” entre la multitud con su jeep blanco), los fieles lo aclamaron conmovidos. La pancarta que expresa mejor el significado de este momento decía: “Benedicto XVI de nuevo Papa”.

Acogido por la ovación de los fieles, el Pontífice recorrió la plaza saludando y bendiciendo a la multitud. A su lado, como siempre, iba el secretario personal, Monseñor Georg Gänswein. El jeep se detuvo un instante y el Pontífice pudo cargar a un niño pequeño. Un “gracias” a la Iglesia, desde sus colaboradores más estrechos hasta cada uno de los fieles. Un mensaje de esperanza en la fuerza del Evangelio.

Una “premisa” que quiso volver a explicar: el motivo de su renuncia. “En este momento -dijo el Papa- mi ánimo se extiende para abrazar a toda la iglesia esparcida por el mundo; doy gracias a Dios por las noticias que en estos años del ministerio petrino he podido recibir sobre la fe en el Señor Jesucristo y la caridad que circula en el Cuerpo de la Iglesia y lo hace vivir en el amor”.

El Pontífice precisó que en este momento “hay en mí una gran confianza porque sé, sabemos todos nosotros, que la Palabra de verdad del Evangelio es la fuerza de la Iglesia, es su vida. El ángel purifica y renueva, da frutos”.

“Cuando el 19 de abril de hace casi ocho años acepté asumir el ministerio petrino, tuve confirmación de esta certeza que siempre me ha acompañado. En este momento, como ya he expresado en muchas ocasiones, las palabras que resonaron en mi pecho fueron: ¿Señor, qué quieres de mí? Es un perso muy grande el que pones sobre mis hombros, pero si tú me lo pides, arrojaré las redes sobre tu Palabra, seguro de que Tú me guiarás. Y el Señor me guió verdaderamente, estuvo cerca de mí, he podido percibir cotidianamente su presencia, incluso con todas mis debilidades”.

Estuvieron presentes varios cardenales. En primera fila, los de la Curia Re, Braz Aviz, Cañizares y Antonelli, que hablan con algunos arzobispos residenciales que llegaron para el Cónclave, como el italiano Bagnasco, los estadounidenses Dolan y Wuerl, el australiano Pell.

El Santo Padre también afirmó que lleva a todos en la oración, “en un presente que es el de Dios”, donde recoge cada encuentro, cada viaje y cada visita pastoral realizada, conservando todo y a todos en la oración, para encomendarlos al Señor, a fin de que todos podamos comportarnos de manera digna, dando fruto en cada obra buena. Hacia el final de su catequesis general en italiano, el Pontífice volvió a agradecer a todos por el respeto y la comprensión con que han acogido su decisión tan importante. A la vez que aseguró que seguirá acompañando el camino de la Iglesia con la oración y la reflexión, con esa entrega al Señor y a su Esposa con que ha tratado de vivir hasta ahora cada día, y que desea vivir siempre. Por esta razón pidió alos fieles que lo recuerden ante Dios y, sobre todo, que recen por los Cardenales, llamados a una tarea tan relevante, así como por el nuevo Sucesor del Apóstol Pedro, a quien deseó que el Señor lo acompañe con la luz y la fuerza de su Espíritu.  

 http://vaticaninsider.lastampa.it/es/

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