Benedicto XVI explica los verdaderos motivos de su renuncia

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Uno de los principales motivos de su decisión fue la incapacidad que sentía para acudir a la JMJ de Río de Janeiro 2013.

En un fragmento del libro ’Servidor de Dios y de la humanidad. La biografía de Benedicto XVI’, el Papa emérito habla también de la excelente y cariñosa relación con Francisco.

“La obediencia a mi sucesor no ha estado nunca puesta en discusión. Pero después existe el sentimiento de profunda comunión y amistad”. Son las palabras del Papa emérito. Dentro de algunos días será publicado el libro-entrevista de Peter Seewald con Benedicto XVI, conversaciones mantenidas tras la histórica decisión de renunciar al papado. El libro se titula ’Últimas conversaciones’. Pero como “aperitivo” de esas conversaciones, el periódico ’La República’ ha publicado una página con el diálogo entre Ratzinger y Elio Guerriero, responsable de la edición italiana de las obras de Ratzinger, el cual ha encontrado al Pontífice emérito.

Guerriero es autor de una biografía de Ratzinger que será publicada el 30 de agosto con el título ’Servidor de Dios y de la humanidad. La biografía de Benedicto XVI’ (Milán, Mondadori, 2016, página 542, 24 euros). Elio Guerriero ha sido durante mucho tiempo responsable editorial de la Jaca Book y las Ediciones San Paolo, y durante más de veinte años director de la edición italiana de la revista ’Communio’.

Significativa, en la entrevista publicada en República son por tanto la confirmación sobre el momento en el que se llevó a cabo la decisión de renunciar y el papel determinante de los viajes intercontinentales, en especial el previsto a a Río de Janeiro en julio de 2013 para las JMJ, que Benedicto no se sentía capaz de hacer. “Existían numerosos empeños que no consideraba capaz de poder llevar a cabo -ha contado Ratzinger-. En especial se había fijado la fecha de la Jornada Mundial de la Juventud que debía desarrollarse en el verano de 2013 en Río de Janeiro, en Brasil. Ahora, a este punto, yo tenía dos convicciones precisas. Tras la experiencia del viaje a México y Cuba, no me sentía en grado de cumplir un viaje así de complicado. Por otra parte, desde Juan Pablo II, la presencia física del Papa en estas jorandas era indispensable. No se podía pensar en una conexión televisiva u otras formas a través de la tecnología. Ésta también era una circunstancia por la cual la renuncia suponía para mi un deber”.

“El viaje en México y a Cuba -ha continuado el Papa emérito refiriéndose al viaje de marzo de 2012- fue para mí bello y conmovedor desde muchos puntos de vista. En México quedé sorprendido por la fe profunda de los jóvenes, por su feliz pasión por Dios. Por otra parte quedé muy golpeado por los grandes problemas de la sociedad mexicana y el empeño de la Iglesia de encontrar, a través de la fe, una respuesta al desafío de la pobreza y de la violencia. No es necesario recordar expresamente como en Cuba me sorprendí por el modo en el que Raúl Castro quiere conducir su país hacia una nueva vía y romper la continuidad con el pasado inmediato. También en esto he quedado muy impresionado por el modo en el que mis hermanos del episcopado intentan encontrar la orientación en este difícil proceso a partir de la fe. En aquellos mismos días, sin embargo, experimenté fuertemente los límites de mi resistencia física.Sobre todo me di cuenta que no estaba en grado de afrontar en el futuro vuelos transoceanánicos por el problema del cambio de horario. Naturalmente hablé de estos problemas con mi médico, el profesor Patrizio Polisca. Aparecía así de modo claro que no sería capaz de formar parte de la JMJ de Río de Janeiro en el verano de 2013. Estaba el problema del cambio de horario. A partir de entonces debí decidir en un tiempo relativamente breve sobre la fecha de mi retiro”.

En la parte final de la conversación, Benedicto XVI habla del sucesor Francisco. “La obediencia a mi sucesor no ha estado nunca puesta en discusión. Pero después existe el sentimiento de profunda comunión y amistad. En el momento de su elección sentí, como muchos otros, un sentimiento espontáneo de gratitud hacia la Providencia. Después de dos pontífices de la Europa central, el Señor ponía su mirada en la Iglesia universal y nos invitaba a una comisión más amplia, más católica. Personalmente yo quedé profundamente tocado desde el primer momento por la extraordinaria disponiblidad humana del papa Francisco hacia mí. Nada más ser elegido, intentó localizarme al teléfono. No consiguiéndolo, me llamó una vez más justo después del encuentro con la Iglesia universal en el balcón de San Pedro y me habló con gran cordialidad. Desde entonces me ha regalado una relación maravillosamente paterno-hermano. A menudo me llegan hasta aquí pequeños regalos, cartas escritas personalmente por él. Antes de poner rumbo a grandes viajes, el Papa me hace una visita a la que no falta nunca. La bondad humana con la que me trata es para mí una gracia particular en esta última fase de mi vida de la cual estoy profundamente agradecido. Lo que dice de la disponibilidad hacia los hombres, no son sólo palabras. Lo pone en práctica conmigo. Que el Señor le haga a su vez sentir cada día su bondad. Por esto rezo al Señor por él”.

Vatican Insider

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