La tradición señala este punto, en el sótano de la Basílica de la Natividad, como el lugar en el que nació el Niño Jesús. Se cuenta que su primera cuna fue un pesebre. Estamos en Belén, una ciudad de Palestina a apenas 9 kilómetros de Jerusalén, que recibe a diario miles de peregrinos.
Pese a que la población musulmana es mayoritaria, las iniciativas cristianas para mejorar la salud y la educación tienen un gran prestigio y no dejan de crecer.
Los menores que sufren parálisis cerebral en esta zona tienen muy pocas oportunidades de sobrevivir. Religiosas del Verbo Encarnado dan hogar a 34 niños que, en muchos casos, son abandonados por sus familias. Ahora preparan otro nuevo centro para los más mayores.
También está en expansión, con un acuerdo firmado este año para ampliar sus instalaciones, el Hospital de la Sagrada Familia de Belén. Depende de la Orden de Malta, está especializado en Maternidad y Pediatría y atiende unos 4.300 partos al año.
MICHELINE ALQASSIS
Hospital Sagrada Familia de Belén
“La Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de la Sagrada Familia es la única del distrito de Belén. Cubrimos el 75% de los partos que hay en Belén, y un tercio de los de Hebrón. Vienen también de Jerusalén Este”.
Gran parte del personal sanitario de este hospital se forma en la Universidad de Belén, un centro católico dirigido por los Hermanos de La Salle, que cuenta con el respaldo de la Orden del Santo Sepulcro. Allí conviven cristianos y musulmanes, tratando de crear las bases para un futuro mejor. En estos momentos gestionan la construcción de un nuevo polo, dedicado a Enfermería.
Son tres ejemplos de caridad cristiana, en plena expansión, a pocos metros del lugar que vio nacer al Niño Jesús.