«Aid to the Church in Need» y el Comité de reconstrucción de Nínive concluyen la reconstrucción de las primeras 17 casas en el pueblo cristiano de la llanura de Nínive. Las familias que han vuelto a casa dicen: «aquí está nuestra vida ynuestra historia; aquí queremos vivir»
En los pueblos de la llanura de Nínive, que fueron ocupados y saqueados entre 2014 y 2015 por el así denominado Estado Islámico (EI), el olor a pintura fresca sustituye por fin el tufo a lo quemado. En Bartella, el primer pueblo iraquí de la llanura de Nínive liberado de las manos del EI, han regresado a sus casas recién reconstruidas las heroicas seis primeras familias ortodoxas, tras un exilio de seis años en la Región Autónoma de Kurdistán.
Antes de la ocupación por el EI, que comenzó el 6 de agosto de 2014 y terminó con su liberación el 20 de octubre de 2016, en Bartella vivían 3.400 familias. Dos años de rapiña y destrucción por parte del EI han dejado sus huellas. Unas 94 casas de familias ortodoxas y católicas sirias han quedado completamente destruidas (bombardeadas o hechas estallar); 364 han sido víctimas de las llamas y 1.372 fueron dañadas al menos ligeramente. El NRC (Comité de reconstrucción de Nínive), coordinado por el padre Andrzej Halemba, director del departamento de Oriente Próximo de la Fundación Pontificia Internacional «Aid to the Church in Need» (ACN), ha reconstruido ya 17 casas; otras 150 están esperando a la financiación, después de las estimaciones de costes llevadas a cabo por los ingenieros, para poder iniciar los trabajos.
«En Bartella, poco a poco vuelve a ponerse en funcionamiento la red de abastecimiento de agua», dice el joven ingeniero Noor Sabah Dana, responsable de la reconstrucción de las casas en el NRC. «El agua no es suficiente para la demanda de todas las personas, y a veces se producen cortes completos. Hay un depósito municipal, que abastece también a otros pueblos y que se rellena semanalmente. También la luz eléctrica vuelve poco a poco. Sufrimos cortes de luz, sobre todo cuando se interrumpe la electricidad para reparar el tendido eléctrico.
La administración municipal también intenta hacer sus tareas: una excavadora está arreglando la calle, un grupo de barrenderos recolecta los desechos de las calles.
Son pequeños milagros en un pueblo que muestra por todas partes las profundas cicatrices causadas por la ocupación yihadista. A pesar de todas las dificultades, muchas familias cristianas que vivieron durante estos años como refugiadas en Erbil, expresan su voluntad de regresar a la llanura de Nínive y a una vida normal. «Cada día vuelven al menos doscientas familias de Erbil a Bartella, para limpiar sus casas y volverlas a hacer habitables», continúa Noor Sabah Dana. Esta es la razón por la que delante de las casas hay tantas bolsas de la basura. «La familias vienen aquí, tiran los escombros y hacen limpieza en sus casas, luego nos llaman a los del Comité y piden un dictamen de su casa y una estimación de los costes. A continuación puede comenzarse con las reparaciones».
«Después de todo lo que ha pasado, volvimos a esta casa y pedimos ayuda a la Iglesia en Bartella», expone Mark Matti Ishaq Zora, hijo de Matti, un agricultor del lugar a quien pertenece la casa. «Un equipo de expertos vino aquí e hizo un dictamen de todo lo necesario: pintura, instalación eléctrica, puertas y ventanas, tuberías. Esta es nuestra ciudad, nuestra vida, nuestra historia. Además, en Kurdistán estamos viviendo en malas condiciones económicas; la alimentación y los alquileres son caros. Por esto deseo decir a todas las familias de Bartella que regresen aquí. Hay agua y electricidad, y la Iglesia nos ayuda. Agradecemos a ACN que nos haya ayudado a reparar nuestra casa. Es realmente bonito volver a vivir aquí».
Unos bloques más allá, en las palabras de otro propietario, Nohe Ishaq Sliman, puede reconocerse que está igualmente de emocionado por poder volver a mirar con esperanza al futuro. «Todos regresamos a Bartella, pues es nuestra ciudad; aquí he vivido desde mi infancia», dice Nohe Ishaq Sliman mientras que un pintor, tras él, pinta la pared de su casa. «He bebido el agua del río Dijla y trabajo aquí como agricultor. Construí esta casa con mis propias manos. ¿Cómo me voy a ir? Agradezco a ACN que haya contribuido a la reparación de mi casa. No podía seguir pagando 600 – 700 dólares de alquiler mensual y dejar que esta casa estuviera sin ocupar. ¿Cómo podría no querer regresar? Esta es mi ciudad; quiero regresar y vivir aquí».
Los desafíos que enfrentan los cristianos en las llanuras de Nínive son enormes: Actualmente hay registradas 14.000 familias que han huido de Mosul y de las planicies de Nínive viviendo en Erbil (aproximadamente 90.000 personas), cerca de 13.000 casas están por reconstruir. Así mismo viven la inquietud por la seguridad en los pueblos cristianos debido a las maniobras políticas iraquíes y kurdas, afrontan problemas de infraestructura (agua, electricidad, carreteras, escuelas y clínicas) y lo más importante hay que superar el período de transición entre el final de los alquileres mensuales y los paquetes de alimentos en Erbil y el traslado de estas familias a los pueblos restaurados.
Según las últimas encuestas del Comité de Reconstrucción de Nínive, actualizadas el 14 de julio de 2017, 1228 familias ya han regresado a la llanura de Nínive y se están renovando 423 propiedades, de las cuales 157 están siendo restauradas mediante contribuciones financieras de ACN.