Ain Karem, que se traduce como "Fuente del Viñedo", es un pueblecito situado en las cercanías de Jerusalén, al oeste de la ciudad nueva y a unos 6 kilómetros de la Puerta de Jaffa. En este pueblo es donde la tradición ha venido recordando dos hechos relatados en el evangelio de San Lucas: la Visitación de María a su prima Isabel y el nacimiento de Juan Bautista. Precisamente fue la visita de la Virgen la que dio nombre a la principal iglesia de la aldea.
San Lucas es, como ya queda dicho, el único evangelista que describe el encuentro entre las dos mujeres, en el cual María pronunció las palabras inmortales
Zacarías, el esposo de Isabel, era sacerdote del Templo de Jerusalén, y fue mientras se encontraba en el servicio allí que apareció ante él el ángel Gabriel para anunciarle el embarazo de Isabel, pero Zacarías fue tan incrédulo que se quedó sin habla hasta el nacimiento de su hijo, Juan, el llamado Bautista.
Cerca de la iglesia, en el centro de la aldea, se encuentra el Manantial de Nuestra Señora María, donde se dice que la Virgen pudo descansar antes del ascenso final a la casa de su prima.
Una artística verja delimita la propiedad franciscana, articulada en torno un patio interior cuya pared derecha está totalmente cubierta por el Magnificat en numerosos idiomas. Es una forma de honrar a María y, con ella, alabar a Dios con palabras distintas, pero con los mismos sentimientos de ella, uniendo las voces de todos los pueblos de la tierra.
En este lugar hay dos iglesias superpuestas, obra del arquitecto y terciario franciscano A. Barluzzi; ambas están igualmente decoradas con frescos de Vagarini.
Desde el patio se entra directamente en la capilla inferior o cripta, detrás del pórtico oriental.
Los frescos representan el encuentro de María e Isabel, Zacarías ofreciendo elincienso en el Templo y, a la derecha, Isabel protegiendo al niño Juan de la muerte decretada por Herodes. Al fondo del pequeño túnel abovedado hay una antigua cisterna.
A la izquierda de la entrada al patio hay una escalera que sube hasta la iglesia superior. Ésta está construida sobre los cimientos de la iglesia cruzada. Los frescos del muro sur representan, de adelante hacia atrás: el concilio de Éfeso, donde se proclamó la maternidad divina de María; María Refugio nuestro; María mediadora en la bodas de Caná; María Socorro de los cristianos en la batalla de Lepanto; y Duns Scoto defendiendo la inmaculada concepción de la Virgen.
Las excavaciones realizadas por el arqueólogo franciscano Bagatti en 1937 demostraron que el sitio estuvo ocupado desde el siglo XII a.C., hasta el periodo Bizantino, durante el cual se transformó en un lugar de culto cristiano. Probablemente la existencia de dos lugares de culto cristianos separados no tengan otra explicación que la de exaltar por igual el nacimiento de Juan y la visita de María a su prima.
La iglesia está construida en el lugar tradicional de la casa de Zacarías e Isabel, padres de Juan Bautista, y sobre restos de la iglesia bizantina del siglo IV. Fue levantada por los cruzados y restaurada por los franciscanos en 1675.
Bajo el pórtico puede verse, a través de una rejilla, una especie de cripta en donde se conserva un mosaico bizantino, que tiene reproducida la aclamación: ”Salud, mártires de Dios”, que podría aludir a los monjes asesinados por los samaritanos en la sublevación del siglo VI.
La iglesia es de tres naves y cúpula en el crucero. En la capilla situada al fondo de la nave norte hay una gruta que se cree fue parte de la casa de Zacarías e Isabel. Debajo del altar puede leerse una inscripción latina, que traducida dice así:”Aquí nació el Precursor de Dios”. Los muros de la iglesia están recubiertos de azulejos de la Comunidad Valenciana, traídos durante el reinado de Isabel II. Los lienzos que decoran los muros son pintura española de distintas escuelas.
Sobresale el cuadro que representa la degollación de Juan Bautista, de Ribalta, encima de la puerta de la sacristía; la gran cantidad de obras españolas se debe a que este santuario fue propiedad de España hasta 1980, cuando el gobierno lo cedió a la Santa Sede.
Recientemente se ha descubierto una cueva que formó parte de un complejo sistema de agua del siglo VIII a.C., consistente en un gran depósito de agua, o cisterna de 20 metros de profundidad, revocado, tres piscinas al aire libre…
Se cree que se reutilizó como lugar de culto donde se bautizaba en el siglo I siguiendo un ritual; es decir, desde Juan Bautista hasta el siglo II.
Más tarde, según los investigadores, se estableció allí una comunidad de monjes que perpetuó la memoria del Bautista, por lo que recibe el nombre de Cueva de Juan Bautista.
Como alusivo al Bautista se interpreta un grafito donde aparece un personaje con nimbo en torno a la cabeza, un bastón en la mano izquierda y la mano derecha alzada en ademán de proclamación.
Puede considerarse un paralelo iconográfico otro grafito hallado en Nazaret, donde el personaje considerado como el de Juan Bautista, tiene en la mano un estandarte con la cruz cósmica.
En el patio exterior de la Iglesia puede verse, escrito en multitud e idiomas, el Benedictus (la oración que recitó Zacarías cuando recuperó el habla, después del nacimiento de su hijo Juan).