Estamos en las ruinas de Emaús-Nicopolis, un lugar que ha sido venerado desde los primeros siglos de nuestra era. Los Evangelios aseguran que en el tramo entre Jerusalén y este lugar, Jesús se apareció para confortar a dos discípulos que abandonaban la Ciudad Santa, defraudados tras la crucifixión.
Ahora, gracias a una iniciativa de la Saxum Foundation y “JNF”, una ONG israelí dedicada al medio ambiente, los peregrinos pueden revivir esa experiencia.
MANUEL CIMADEVILLA
Saxum Visitor Centre
“Lo que hemos hecho es marcar el camino con una serie de mojones cada 200 metros. Es un camino que en parte ya existía, porque estamos hablando de un camino que tiene 2.000 años. Era una vía romana antigua que conectaba Jerusalén con Jaffo, con lo que era entonces el puerto”.
La senda recorre un bosque mediterráneo, donde se encuentran diversos yacimientos arqueológicos explicados a través de paneles indicativos. En total son 18 kilómetros, accesibles para todo tipo de públicos en unas cuatro horas de paseo.
MANUEL CIMADEVILLA
Saxum Visitor Centre
“Es un camino realmente fácil, es bajada. Estamos ahora mismo a unos 800 metros sobre el nivel del mar y llegamos a unos 200 metros. Aun así, hay alguna rampa de subida, pero es un camino muy fácil para todos los públicos, yo diría personas de 5 a 80 años. Se puede hacer. Lo importante es hacerlo a una hora del día que no haga mucho calor”.
El final del camino tiene premio. Las ruinas de esta basílica testimonian una devoción secular, que hoy custodia la Comunidad de las Bienaventuranzas.
H. ANTON
Comunidad de las Bienaventuranzas
“En la época bizantina, aquí había una ciudad llamada Nicópolis, y aquí se construyó una iglesia enorme. De hecho, era una catedral porque esto era un obispado. En esta iglesia había también un baptisterio, es una prueba de que aquí vivía un obispo. También hay restos de tumbas judías de la época de Jesús”.
Un lugar lleno de historia al que ahora los peregrinos pueden llegar también a pie, siguiendo las huellas de caminos milenarios.
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