Durante 20 años más o menos, como estudiante y docente en Oxford, Newman estudió los cambios en las doctrinas y prácticas de los cristianos a lo largo de los siglos. Durante muchos años aceptó la noción protestante de que las doctrinas y prácticas católicas eran una corrupción del cristianismo primitivo. Sin embargo su estudio del cristianismo y las actitudes de la Iglesia Anglicana le llevaron a revisar esta posición. Empezó a comprender que a lo largo del tiempo el cristianismo fuera incorporando algunas doctrinas y las prácticas religiosas correspondientes. Vio que estos cambios tenían una explicación satisfactoria.
Por ejemplo, vio que la creencia en el Purgatorio era un ”desarrollo” de la comprensión cristiana del perdón de Dios alcanzado a través del sacramento de la penitencia. Constituye un remedio para la pena que no se ha completado en la tierra. El Purgatorio limpia el alma de cualquier adhesión al pecado presente todavía en el alma que muere en estado de gracia. Aunque el Purgatorio no es mencionado expresamente en la Biblia, la doctrina acerca de esta purificación resulta admisible a causa de la naturaleza del desarrollo genuino de la enseñanza de la Iglesia.
Según Newman, ¿cambia la enseñanza de la Iglesia?
Sí y no. Para ser más preciso, la enseñanza de la Iglesia experimenta un desarrollo. Esto no es lo mismo que decir que la enseñanza “evoluciona”. La evolución implica el cambio de una cosa a otra distinta —la enseñanza de la Iglesia no evoluciona a otra cosa distinta. Atribuir esto a Newman es un error. Newman explicó que el desarrollo puede ser correcto o incorrecto. Un mal desarrollo de la doctrina es denominado una corrupción de la enseñanza del cristianismo. Un ejemplo de buen desarrollo es el ejercicio de la autoridad adquirida por el sucesor de San Pedro. Lo contrario sería de hecho una corrupción, es decir, una omisión en el oficio de Pedro establecido por Cristo mismo.
Newman creía que la religión es un conjunto establecido de verdades doctrinales y de prácticas que no cambian sustancialmente; las formas y los elementos externos pueden cambiar o desarrollarse, pero sólo de acuerdo con la realidad original. También es posible conseguir una mejor articulación y una compresión más profunda de estas verdades.
Cardenal Newman |
¿Qué sentido tiene transmitir dogmas fosilizados en forma de Tradición sin cuestionar su sentido?
Hay que distinguir entre Tradición en las creencias religiosas y tradiciones sociales y políticas. Las primeras tienen su origen directo en Dios, mientras que las segundas son tradiciones de origen humano. La tradición cristiana es la transmisión oral y escrita de lo que Dios reveló a la Iglesia por medio de los Apóstoles y sus discípulos bajo la guía del Espíritu Santo.
Dentro de esta tradición se distingue la Tradición Apostólica que tiene su origen en tiempo de los Apóstoles o de sus discípulos. La tradición eclesiástica es aquella que se desarrolló en los siglos sucesivos bajo la guía del Espíritu Santo prometida por Cristo a los Apóstoles y sus sucesores.
Los católicos creen que Cristo transmitió a los Apóstoles y sus sucesores inmediatos las doctrinas que Él quiso que transmitieran a los obispos que iban a sucederles. La Tradición consiste en la predicación oral, el ejemplo e instituciones tales como los sacramentos administrados por los Apóstoles. El Espíritu Santo inspiró a algunos hombres a escribir parte de esta Tradición, que ha adquirido la forma delNuevo Testamento. Tanto la Tradición como la Escritura constituyen el depósito de la fe, que contiene las verdades que Dios quiere que los hombres crean y practiquen. Para ser fiel a lo que Dios ha revelado, cualquier desarrollo de la doctrina debe ser fiel a la Tradición y la Escritura.
¿De qué manera fue puesta en duda o rechazada la doctrina de la Iglesia primitiva?
Al inicio del siglo XVI la tradición eclesiástica, y posteriormente la tradición apostólica, fue cuestionada por una variedad de razones. Fue resultado de la reacción frente a abusos cometidos por hombres de la Iglesia, de una confianza excesiva en la razón humana en los inicios del Renacimiento, y de un gradual debilitamiento de la autoridad de Roma. Como consecuencia de la Reforma Protestante, en el siglo XIX existían en Inglaterra dos prácticas ampliamente extendidas: la práctica de la Religión de la Biblia, que excluía todo lo que no aparecía de forma explícita en las Escrituras, y el ejercicio del “juicio privado” en temas religiosos.
Newman se dedicó a la historia de la Iglesia primitiva. El estudio en profundidad de este periodo y de los escritos de los Padres de la Iglesia le dio un conocimiento de primera mano de la Tradición de la Iglesia. Descubrió que los Padres eran testigos de la Tradición de la Iglesia y de la enseñanza de la Escritura. El estudio de los Padres le permitió evitar aquellos errores y señalarlos a los demás en sus sermones y ensayos.
¿Qué desarrollos consideraría Newman auténticos en la doctrina de la Iglesia?
Cardenal Newman
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Newman contemplaría probablemente como desarrollos auténticos de la doctrina católica las diversas enseñanzas sociales de la Iglesia, tales como la noción de bien común y la subsidiariedad, así como las enseñanzas del Vaticano II acerca de la colegialidad de los obispos.
Newman mismo contribuyó en algunos desarrollos a la teología católica, tales como una visión más espiritual del Purgatorio, y una comprensión más profunda del lugar del laico en la Iglesia. Hay mucho que decir acerca de estos temas y especialmente en la influencia de Newman en la promoción de la educación del laico católico, muy en consonancia con la enseñanza posterior del Vaticano II. El Concilio subrayó así mismo, como Newman había señalado anteriormente, que todos los cristianos están llamados por Dios a vivir una vida santa.
A la cuestión entonces de “¿Fue Newman un liberal o un conservador?” se debe contestar que ni uno ni otro. Fue un hombre anclado en la Tradición de la Iglesia y en la Escritura, que atendía a la autoridad docente de la Iglesia para enseñar, guiar y decidir en cuestiones doctrinales. Newman proporcionó a los cristianos y teólogos futuros unos instrumentos para juzgaracerca de la validez de los desarrollos de la doctrina. Nos muestra que cualquier buen desarrollo está siempre enraizado en la Tradición y es fiel a la Escritura y sujeto a la autoridad de la Iglesia docente.
Juan R. Vélez
MercatorNet