CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 8 de septiembre de 2010
Benedicto XVI constató que la Iglesia necesita en estos momentos mujeres santas, así como la contribución de teólogas, al recordar la figura de santa Hildegarda de Bingen, mística, teóloga, y música alemana de la Edad Media.
Continuando en la audiencia general por segunda semana consecutiva con el recuerdo de esa mujer excepcional, que se convirtió en consejera espiritual de los grandes de su época y de comunidades religiosas , el pontífice alentó a las teólogas a ofrecer a la Iglesia la contribución propia de su sensibilidad.
"Invoquemos siempre al Espíritu Santo para que suscite en la Iglesia mujeres santas y valientes, como santa Hildegarda de Bingen, que apreciando los dones recibidos de Dios, aporten su preciosa y peculiar contribución para el crecimiento espiritual de nuestras comunidades y de la Iglesia en nuestro tiempo", deseó el pontífice en el encuentro con los peregrinos.
Al dirigirse a los miles de peregrinos congregados en el Aula Pablo VI, en el segundo episodio de una nueva serie de catequesis que ofrecerá sobre grandes mujeres de la historia de la Iglesia, el Santo Padre hizo un repaso de las visiones místicas de esa abadesa y escritora, fallecida en 1179.
Santa Hildegarda
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"Vemos ya cómo también la teología puede recibir una contribución peculiar de las mujeres, porque son capaces de hablar de Dios y de los misterios de la fe con su inteligencia y sensibilidad propias", aseguró el Papa teólogo.
Y añadió: "Aliento por este motivo a todas aquellas que desempeñan este servicio a realizarlo con profundo espíritu eclesial, alimentando la propia reflexión con la oración y teniendo en cuenta la gran riqueza, aún en parte inexplorada, de la tradición mística medieval, sobre todo la representada por modelos luminosos, como Hildegarda de Bingen".
Por último, el Papa recordó la labor de Hildegarda ante la corriente herética de los cátaros, su nombre quería decir "puros", que "propugnaban una reforma radical de la Iglesia, sobre todo para combatir los abusos del clero".
"Ella les reprendió con fuerza por querer subvertir la naturaleza misma de la Iglesia, recordándoles que una verdadera renovación de la comunidad eclesial no se consigue tanto con el cambio de las estructuras, como con un sincero espíritu de penitencia y un camino de conversión. Este es un mensaje que nunca debemos olvidar", remachó.