25 de noviembre de 2009 - HUGO Y RICARDO DE SAN VÍCTOR

HUGO Y RICARDO DE SAN VÍCTOR: CONTEMPLACION DIVINA

vivieron y ejercieron su magisterio en la Abadía de San Víctor, en París

"La Santísima Trinidad es modelo de comunión perfecta"

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 25 de noviembre de 2009 (VIS)

  Hugo de San Víctor  
  Hugo de San Víctor

En la audiencia general de hoy, celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa habló de Hugo y de Ricardo de San Víctor, dos monjes que vivieron y ejercieron su magisterio en la Abadía de San Víctor, en París, que desde el siglo XII contaba con una importante escuela de teología monástica y escolástica.

El Santo Padre explicó que se sabe poco de los orígenes de Hugo de San Víctor; “quizá nació en Sajonia o en Flandes” y falleció en 1141.

“Alcanzó una notable fama y estima, hasta el punto de ser llamado un “segundo San Agustín” (...) por su dedicación a las ciencias profanas y a la teología”.

“Hugo de San Víctor -continuó- es un típico representante de la teología monástica, fundada en la exégesis bíblica.

(...) Decía que antes de descubrir el valor simbólico y la enseñanza moral de las narraciones bíblicas, es necesario conocer y profundizar en el significado de la historia narrada en la Escritura; de lo contrario -advertía con un parangón eficaz- se corre el riesgo de ser como un experto en gramática que ignora el alfabeto.

A quien conoce el sentido de la historia descrita en la Biblia, las vicisitudes humanas aparecen marcadas por la Providencia divina, según un designio bien ordenado, (...) salvaguardando siempre la libertad y la responsabilidad del serhumano”.

Benedicto XVI recordó que en el Tratado “De Sacramentis christianae fidei”, Hugo señala tres elementos que definen un sacramento: “la institución por parte de Cristo, la comunicación de la gracia y la analogía entre el elemento visible -material-, y el elemento invisible, que son los dones divinos”.

  Ricardo de San Víctor  
 
Ricardo de San Víctor

“También hoy es importante -añadió- que los animadores litúrgicos, y en particular los sacerdotes, valoren con sabiduría pastoral los signos propios de los ritos sacramentales, cuidando atentamente la catequesis, para que todos los fieles vivan las celebraciones de los sacramentos con devoción, intensidad y alegría espiritual”.

Refiriéndose posteriormente a Ricardo, el Papa explicó que provenía de Escocia y que fue “prior de la Abadía de San Víctor de 1162 a 1172, año de su muerte”.

En el estudio de la Biblia “privilegia a diferencia de su maestro, el sentido alegórico, el significado simbólico de la Escritura”.

En sus enseñanzas, continuó, “invitaba a los fieles a ejercitar las virtudes, aprendiendo a disciplinar y a ordenar con la razón los sentimientos y las mociones interiores afectivas y emotivas. Solo cuando el ser humano ha alcanzado equilibrio y madurez humana en este campo, puede acceder a la contemplación”.

“Hugo y Ricardo de San Víctor -terminó- nos mueven a la contemplación de las realidades celestes (...) y a la admiración de la Santísima Trinidad” como modelo “de comunión perfecta.

¡Cuánto cambiaría el mundo si en las familias, en las parroquias y en cualquier comunidad, las relaciones se vivieran siguiendo siempre el ejemplo de las tres Personas divinas, en las que cada una vive no sólo con la otra, sino para la otra y en la otra!”.

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